Perfil Final

"Dale Ale, pisalo que vas bien, seguí así".  Estas son las palabras de aliento que le dice Rubén Salerno a su hijo Alessandro más conocido como Ale o “EL Bambino”, mientras da su quinta vuelta de la clasificación en su Ford con el que actúa en el TC Mouras.



Hoy en día Rubén lidera la “Escudería FE (Fuerza Euge)”, una escudería que él mismo creó y la nombró así en honor a su hijo Eugenio, quien sufrió un accidente terrible en una carrera de autos el 16 de mayo de 2010. Este accidente lo dejó en estado vegetativo, estado en el que lamentablemente sigue. “La esperanza sigue intacta, siempre estamos aferrados a un milagro, nunca vamos a perder la fe”, dice Rubén con una sonrisa llena de esperanza. En esta escudería corre su hijo Alessandro.



Rubén, conocido en el mundo del automovilismo como “Tano”, se sumó a este ambiente en el año 1979 con tan solo 22 años. En este mundo estuvo como corredor durante 33 años, Aunque él dice seguir siendo corredor (a pesar de no estar ejerciendo como tal) y que esos 33 en realidad son 40.  Durante su carrera recorrió las categorías más importantes del automovilismo argentino como el TC, TC2000, Súper TC2000, Top Race. Además tiene varias carreras en el ámbito internacional como son las 24 hs de Daytona y las 24 hs de Nurburgring en reiteradas oportunidades.



Además de ser el director de la escudería FE, el Tano también es vicepresidente del club de fútbol de sus amores, el Club Atlético Los Andes. “Antes de conocer los autos de carreras quería ser jugador de fútbol y jugaba en las inferiores de Los Andes, era bueno eh, jugaba de siete, pero cuando conocí los motores y sentí ese rugir en mi pecho sentí un amor que hoy en día sigue igual, como ese primer día”, cuenta mientras se le pone la piel de gallina de solo pensar en el ruido de los motores.



Rubén vive el automovilismo como pocos, dice vivirlo de lunes a lunes y las 24 horas del día. Vive trabajando para que su equipo pueda generar ingresos, ya que él vive del dinero que este oficio le da. “Es un mundo muy duro, demanda mucho tiempo de trabajo, moverse de acá para allá. Nosotros vivimos de las publicidades, y la situación del país no ayuda, porque casi ninguna empresa puede invertir en publicidad” comenta con cara de tristeza. Luego agregó: “Hay que ser muy apasionado para vivir de esto, porque hay que trabajar mucho y muy duro. Hay que estar involucrado, porque si no te mueve la pasión, nada te va a mover en este mundo”.

La pasión lo mueve tanto que a pesar de tener ya 63 años, año a año organiza con sus mejores amigos dentro del ámbito automovilístico para correr las 24 horas de Nurburgring, en Alemania. “Es mi única carrera al año y es como una inyección de nafta para renovarme cada año. Además la experiencia de viajar con amigos y vivir toda esa semana en el mejor autódromo del mundo, es algo único e incomparable” declara el Tano.

Ahora le toca vivir el automovilismo desde otro lugar, como cuando un jugador de fútbol se retira y comienza a ser director técnico. Como director de la escudería FE dice todavía no sentirse tan cómodo, porque él prefiere correr antes que organizar el equipo. “De a poco se nota que le va tomando el gustito, su buena predisposición y buena onda son claves para comandar a todos los mecánicos” comenta Damián Barisch, fotógrafo oficial de la escudería.

Para el Tano este mundo de ser director sigue siendo nuevo a pesar de ya llevar 7 años en el. Su escudería tuvo muchos cambios durante este lapso. Desde cambios de categoría (pasó por el TC2000, Súper TC2000, Fórmula Renault y ahora sumó al TC Mouras) hasta cambios de personal (tuvo que hacer una renovación en los mecánicos cuando dejó el Súper TC2000)

“Cada vez uno se va profesionalizando más y va aprendiendo muchas cosas de este mundo. El manejo de un grupo, el manejo de la economía y el trabajo previo que hay que hacer antes de una carrera son muy diferentes a cuando uno corre”, cuenta Salerno sobre la diferencia entre ser corredor y director.  “Lo más difícil de controlar son las emociones durante una carrera, la euforia y la pasión hacen que uno esté a mil revoluciones por minuto, pero como cabeza del equipo uno tiene que estar frío. Para darle indicaciones a Ale (su hijo) tengo que estar calmado y dejar esa euforia de lado que a veces es complicado” agrega el Tano.

Su pasión por este deporte es tal que lleva el vocabulario en su cotidianidad. Con expresiones como “estar a mil revoluciones por minuto” , “das más vueltas que curvas en Nürburgring” y “apurate, pisá el acelerador” son las más usadas por él según sus mecánicos.

A pesar de ser tan apasionado por este deporte y amar que su hijo corra en su equipo, no deja de ser un padre que se dedica a sus hijos. Alessandro sabe que si quiere seguir en el equipo de su padre debe conseguir un título universitario y por eso está finalizando sus estudios en administración de empresas en la UADE. Sabe que ese título universitario va a facilitarle el futuro, ya que Ale sueña con ser director de algún equipo automovilístico. Rubén siempre se lamenta de no haber finalizado sus estudios universitarios. “Me juega una mala pasada a la hora de hacer negocios, me es todo mucho más difícil, uno va aprendiendo pero no es lo mismo que si uno está bien educado en la materia” comenta el Tano.
A Eugenio también se dedica, va todos los días al departamento a pasar tiempo con él y las enfermeras que lo cuidan todo el día. Trata cada día de ver como hacer para hacerle reaccionar sus estímulos. “Yo se que el se da cuenta cuando vamos y cuando le hablamos, él nos mira y nos sonríe” afirma con certeza.

Claramente el Tano no es un apasionado normal, sino que este sentimiento va más allá. Lo vive de una manera diferente y sigue aprendiendo día a día a pesar de ya estar involucrado en este mundo desde hace 40 años.

Mariano de Giuli

Comentarios

Entradas más populares de este blog

La vuelta a Boedo: ¿Sueño o realidad?

Joven rusa engaña a gran parte de Nueva York

Fin de semana en el hospital: la pesadilla de los futbolistas