Fin de semana en el hospital: la pesadilla de los futbolistas





“¡Urgente! necesitamos un médico”- gritó Tobías desaforado. Esto fue lo primero que escuchó Matías Tahta tras caer y golpearse la cabeza contra la tibia de su rival. Ante ese desesperado grito de Tobías, él procedió a quedarse quieto en el suelo. “Sabía que algo me había pasado, pero todavía no sabía qué era. Sentía mucho calor en la cabeza, en la parte superior de mi ojo derecho” relata Matías, apodado “Tarta” por el parecido con su apellido, ya casi un año después de su accidente.
Tarta es un chico oriundo de la zona de Tigre y desde pequeño es fanático del fútbol. Peludo, de barba oscura y pelo negro, trata de intimidar a sus rivales con su robusticidad. Mide un metro ochenta, una altura ideal como para jugar de extremo derecho en su equipo, Sana-Sana F.C (debido a que todos los integrantes son ex alumnos del colegio San Andrés). Además de ser fanático del fútbol, Matías es apasionado por los autos. Esto lo llevó a estudiar ingeniería mecánica en el ITBA (Instituto Tecnológico de Buenos Aires). A pesar de que esta carrera universitaria le demanda mucho tiempo, “Tarta” se encarga de entrenar lunes, miércoles y jueves en un gimnasio cerca de su casa, de manera especial para llegar en óptimas condiciones a los partidos que se realizan los sábados en Pilar. Además de entrenar, él sigue una dieta que le recomendó la nutricionista Andrea Badía.
A pesar de toda la dedicación que Matías realiza para llegar bien a los partidos, tuvo el infortunio de sufrir una lesión de gravedad en la mañana del 27 de marzo pasado. “Se me hundió el cráneo arriba del ojo derecho, formándose un círculo de seis centímetros de diámetro” comenta el ocho de Sana-Sana. Instantáneamente fue retirado del campo de juego por el personal médico que contrata el torneo y fue llevado rápidamente por sus padre, quien había ido a presenciar el encuentro al hospital Fleni.


¿Qué fue lo primero que hicieron cuando llegaste al Fleni?

Me preguntaron si recordaba todo y les conté cómo había sido el golpe, eso les generó tranquilidad a los médicos y a mi familia, porque significaba que no había ningún daño cerebral. Igualmente me realizaron una resonancia para corroborar.



¿Cuánto tiempo quedaste internado?

Pasé solamente la noche en el hospital y a la mañana siguiente ya me fui a mi casa. Ese sábado igual me sentí muy mal y vomité sangre hasta la hora de la cena. Pero después de dormir me sentí tan bien que el lunes ya estaba nuevamente en la universidad, lógicamente con una venda que cubría mi cabeza porque no podía correr el riesgo de golpearme.

Matías al día siguiente de haberse lesionado




¿Cómo fue el tiempo hasta la operación?

Pasaron tres semanas entre el accidente y la operación. Durante esas semanas vivía una vida normal, sin dolores, pero lamentablemente no podía entrenar ni jugar. Eso era lo que más me costaba. Además entramos en una racha dónde el equipo no ganaba y no poder aportar me generaba mucha más impotencia. Igualmente el lado bueno era que podía dedicarle más tiempo a la facultad y eso realmente vino muy bien para la época de parciales.








¿Cómo fue la operación? ¿Y el post operatorio? ¿Pudiste volver a jugar?

La operación fue más que nada estética, porque había ningún problema en el cerebro. Me abrieron la cabeza de oreja a oreja y me pusieron dos placas de titanio para que el hueco desaparezca (ríe). La operación salió re bien, pero perdí un litro de sangre y como no me hicieron ninguna transfusión estuve tres semanas sin poder hacer ejercicio. Tuve que visitar varias veces al médico que me operó y a la tercer visita me sacaron los puntos (alrededor de 100).
Tras la operación perdí ocho kilos y rápidamente recuperé cuatro, un año después volví a subir los otros cuatro restantes. Pasado ya un mes y medio volví a entrenar sin contacto y el cuatro de junio volví a las canchas y solamente jugué 20 minutos en los que me sentí muy bien pero lógicamente sentía miedo.
Después hubieron tres semanas de receso y el 26 de junio ya volvi a jugar un partido entero.


La lesión de Matías no es una lesión frecuente en este deporte. “Al ser un deporte de contacto, las lesiones durante el cotejo van a estar relacionadas con roces o choques. Pero son muy frecuentes las lesiones de rodilla y tobillo. Desde esguinces y torceduras hasta roturas de ligamentos”,  opina Edgardo Navia, deportologo.


A pesar de que los partidos de fin de semana suelen ser un momento esperado por muchos ya que es una instancia deportiva, sino que también es una oportunidad de juntarse con amigos. Sin embargo a veces, la falta de entrenamiento y un físico poco preparado puede jugar una mala pasada. 

Doyle cuidando en un torneo de fútbol
Así lo explica Sebastián Doyle, médico de varios torneos de fútbol amateur. que cuida a los jugadores como un arquero cuida su arco durante una final del mundo “Hay varias lesiones que se dan por falta de entrenamiento, falta de estímulos musculares, porque la mayoría de los que juegan torneos amateurs tienen un único estímulo semanal y es el partido”. Además adhiere que “Si comen comida rápida, no se alimentan bien, duermen mal y salen de fiesta la noche anterior al partido, obviamente que aumenta notablemente la posibilidad de lesiones, que si comieran bien, se entrenan 3 veces por semana y la noche anterior al partido descansan”.


Una de las partes más importantes para Doyle es el descanso previo al partido y él sabe que en los torneos donde él actúa como médico no todos descansan adecuadamente y muchos salen de fiesta e ingieren bebidas alcohólicas.
“El alcohol también afecta mucho a lo cognitivo a la hora del partido.  Las lesiones que más se ven son de rodilla, ligamento cruzado anterior, algún esguince, fracturas de tobillo. Hasta incluso puede haber luxación de hombro o fractura de clavícula.



Para evitar lesiones es indispensable considerar los factores de riesgo. El Dr. Kosler, traumatólogo, señala con el enojo propio de haber visto tantas lesiones sin sentido, que algunos de los principales factores de riesgo son: “mala alimentación, sobrepeso, tabaquismo, falta de precalentamiento, como también el uso de alcohol, drogas y estimulantes previos al juego, ya que pueden aumentar la agresividad”.

A esto adhiere Alejandro Bornancini, estudiante de profesorado en educación física en el instituto RIver Plate. “La ingesta de bebidas alcohólicas permanece durante muchas horas en el organismo y afectan a los reflejos. Si uno no está lúcido a la hora de caer, puede sufrir una lesión” comenta el estudiante ante esta problemática.

Otro aspecto que cabe destacar es la vehemencia con la que se juegan estos torneos. Futbolísticamente nuestro país está influenciado por Carlos Salvador Bilardo, director técnico campeón del mundo con la selección argentina en el mundial de 1986 y subcampeón en 1990. Además de sus lecciones tácticas que dejaron un legado en nuestro fútbol, Bilardo también se caracterizó por querer ganar de cualquier manera, sin importarle el rival. Motivo suficiente para ganarse el odio de muchos y ser criticado ya que generaba violencia en muchos de sus partidos. Una de sus frases más icónicas es: “ Que caraj* me importa el otro. Pisalo, pisalo” exclamó en un partido en 1993.



De esto se sostiene Bornancini  indignado para hablar sobre otro de los motivos de las lesiones en este tipo de torneos. “Hay gente se lo toma para hacer una simple deporte y olvidan todos los requisitos que hay que tener a la hora de ejercer dicha actividad, que es un deporte de contacto y que no todos se lo toman con la misma relajación. La gente no toma las precauciones y los cuidados necesarios a la hora de jugar. Y aunque a veces uno piensa que va a ser de manera recreativa, a veces el rival juega con mayor intensidad y demasiado fuerte. Eso aumenta mucho más el riesgo” argumenta el joven estudiante de 22 años.


La violencia con la que se juegan estos torneos pueden terminar en una desgracia. Un ejemplo del exceso de vehemencia es el que le sucedió a Maximilian Ranitzsch, cuando sufrió la fractura del húmero de su brazo izquierdo. El defensor, de 202 centímetros utiliza su gran altura y fuerza para defender con pasión el arco del F.C Laguna Roja. Max, como es conocido en su equipo, de 19 años fue arrojado al piso por un hombre de unos 45 años a fines de 2017 cuando su equipo ganaba por 4 a 0.



Este joven no entrena ni realiza una dieta a diferencia de Matías, pero igualmente sufrió el infortunio de lesionarse. “Cuando me tiró al piso caí con todo el peso de mi cuerpo sobre mi brazo izquierdo. Automáticamente escuche un ruido y me di cuenta que me había fracturado” comenta Max cuando habla de su lesión.




A los tres días Max fue operado. La operación duró cinco horas, ya que durante ésta los médicos notaron durante la misma que la fractura no solo había sido horizontal, sino que también transversal. “ Me pusieron tres placas de titanio y 17 tornillos para fijar las placas al hueso. En calcificar tardó seis meses, por lo cual ese tiempo tuve una férula que me dificultaba el dia a dia, hasta tenía que dormir con ella” cuenta orgulloso el defensor cuando se le pregunta sobre la operación.



¿Qué sentiste en el momento y en los días siguientes a la fractura?

En el momento solamente sentí el ruido y no podía mover el brazo. En ese momento comenzó mi miedo. Al principio sentí impotencia, porque el médico me dijo que no tenía chances poder volver a jugar, que tenía chances de que la movilidad de mi brazo quede reducida, y esas cosas me alarmaron muchísimo al principio. A pesar de que el fútbol se juega con los pies, los brazos son muy importantes, sobre todo para las caídas.


¿Cuánto tiempo estuviste fuera de las canchas y como fue la recuperación?

Estuve 14 meses afuera de las canchas, la verdad que fue muy duro pero ante todo pronóstico logre volver. Primero tuve que esperar esos seis meses para que calcifique el hueso y después pude empezar la rehabilitación que constó de 30 sesiones de kinesiología, gimnasio y muchos ejercicios para recuperar la movilidad. Lentamente veía cambios y recuperaba masa muscular del brazo que había quedado muy débil y me acercaba lentamente al fútbol.



¿Cómo superaste mentalmente la lesión?

Esa fue la parte más difícil. Primero cuando me dijeron que no iba a poder volver a jugar se me vino el mundo abajo, pero cuando empecé a ver cambios mis compañeros me ayudaron a motivarme y darme cuenta de que se podía. Lo más difícil fue volver a animarme a jugar igualmente, ya que tenía miedo de que mi brazo no esté fuerte y en la primer caída se rompa, pero fue cuestión de animarse y vencer ese miedo.







El doctor Kosler también explica que hay factores que no tienen que ver con el estado físico, como el estado de la cancha y jugar en categorías que no corresponden a la realidad del jugador. “El fútbol de los jóvenes es más rápido y de mayor contacto que el de hombres sobre los 40 años, por lo que si alguien mayor decide jugar en ligas o con personas menores, inevitablemente se expone a un riesgo mayor”.

Esta situación donde se mezclan mucho las edades sucede en el torneo de exalumnos del colegio Goethe. Hay jóvenes de 18 hasta adultos de 57 años que compiten por llegar a lo más alto de la tabla, al igual que los leones luchan por ver quién será el rey de la selva. Además las canchas donde se desarrolla este torneo no están en un buen estado.

Martin Bugari
Su organizador principal, Martin Bugari, se hace cargo de esto y comenta con la misma tristeza que habla cuando ve a jugadores lesionarse en su torneo “sinceramente no tomo muchos recaudos para que se eviten las lesiones. Tenemos un médico que mira atentamente los partidos y les pedimos a los árbitros que sean rigurosos con el arbitraje así no se convierten en partidos violentos. Lo ideal sería exigir el uso de canilleras obligatorio y asegurarse que la superficie de juego esté lo mejor posible para minimizar el riesgo de lesiones articulares”. Ante esta situación también agrega “es muy difícil hoy en día con la economía que se maneja en el país mantener en buenas condiciones un campo de juego en el cual de juegan cinco partidos seguidos, entonces lamentablemente los jugadores quedan expuestos a esta situación”.

Esta es una triste realidad que se vive en nuestro país. Los clubes no pueden mantener los campos de juego de la manera que deberían a causa de los costos, al igual que es imposible que no haya luz en alguna parte de nuestro planeta. Teniendo en cuenta esto último valor supera el millón de pesos, pero cuando un campo está en mal estado hace mucho tiempo el valor puede llegar a ser mucho mayor.

Lo curioso es que el municipio sea cómplice de toda esta situación, ya que no solicitan ninguna mantenimiento de la cancha ni mucho menos la presencia de un médicos en los torneos. Solamente solicitan un seguro de área protegida (Este servicio le brinda Emergencias y Urgencias a toda persona que se encuentre dentro de un predio, ya sea una empresa, comercio, barrios, colegios, instituciones, etc. La empresa protege a empleados, visitas, proveedores, o toda persona que se encuentre eventualmente o de forma permanente dentro del lugar, las 24 horas, los 365 días del año.)
Debido a la complejidad de cuidar a los jugadores dentro del campo de juego, los médico deportologos tratan de aconsejar a los deportistas de como hacer todo lo posible para prevenir estas lesiones.
Para Carlos Sandoval, kinesiólogo, lo ideal es iniciarse con una pretemporada,  como lo hacen los jugadores profesionales, sobre todo si la persona es sedentaria, o si lleva una cierta rutina pero no tuvo continuidad durante el verano. “Para llegar al 100% en buena forma, se deben minimizar los factores de riesgo: bajar de peso, mejorar la dieta y dejar de fumar. Un plan de pretemporada debiera incluir ejercicio progresivo tres a cuatro veces por semana, hacer un buen calentamiento previo y una elongación adecuada posterior al partido. Ahora que se acerca el otoño hay más lesiones precisamente por los cambios de temperatura que también afectan a los músculos”.








“Lo ideal para aquel deportista amateur que va a comenzar a hacer fútbol o va a juntarse con los amigos a hacer partidos es tener una preparación tanto cardiovascular como también física. Por más que sea una actividad popular, el running no ejercita los músculos para cierto tipo de deportes. Si se patea la pelota con mucha fuerza se contraen enormemente los músculos de la cara anterior del cuádriceps y estos pueden desgarrarse. Por eso también habría que hacer algún tipo de entrenamiento específico. Desde el punto de vista aeróbico lo ideal es tener siempre un buen entrenamiento de carrera, eso lo logramos haciendo un buen trote y un buen ejercicio de piernas, bicicleta, spinning, todos esas cosas que hacemos en el gimnasio para tener una buena condición. Después obviamente entrenamientos más específicos. Entrenamiento directo de fútbol” puntualizó Gabriel Aguilar, médico especialista en diagnóstico por imágenes


Finalmente Sebastián Doyle concluye con que para reducir lesiones hay que aumentar la frecuencia de entrenar durante la semana y hacer ejercicios preventivos para evitar lesiones, que no se conocen mucho. Fortalecer isquiotibiales, gemelos, para evitar lesiones de rodilla es algo fundamental. Y los ejercicios de cambios de dirección, algo que sucede mucho en los partidos pueden ser claves en ayudar a los jugadores a no lesionarse.


 Para que los sábados y domingos que deberían ser de un rato de disfrute con amigos jugando al fútbol no termine siendo una catástrofe como lo vivieron Matías Tahta y Max Ranitzsch. A pesar de que no se puede garantizar terminar un partido sin ninguna lesión, estas se puede prevenir y uno pueden hacer mucho para no pasar un domingo en un hospital.

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